Tepoztlán es uno de los Pueblos Mágicos de México. Pero esa distinción no significa (como he descubierto) que todos los Pueblos Mágicos sean mágicos. Tepoztlán ES, en nuestra opinión. Pero eso depende de lo que estés buscando.
Tepoztlán es un pequeño pueblo rodeado de naturaleza. Bajando al valle desde la Ciudad de México (que está a poco más de una hora de distancia) no puedes evitar quedarte sorprendido por la naturaleza verde que te rodea. Las colinas de piedra caliza, en su mayoría afloramientos escarpados, dominan los paisajes.
Las calles están hechas de roca volcánica negra y están violentamente empedradas. La mayoría de los lugareños parecen tener camionetas. Hay muchas calles secundarias encantadoras, pero la mayoría de los visitantes se quedarán en la calle principal, que está llena de pequeñas tiendas y restaurantes encantadores (Tepoztlán recibe muchos turistas los fines de semana. Es mejor venir durante la semana).
No hay tantos muchas atracciones. El pueblo tiene un mercado en pleno centro que es tu típico y auténtico mercado mexicano donde puedes comprar carne, verduras o merendar en un puesto. Allí, al lado del mercado, hay una iglesia de 500 años que parece más antigua. Cuando fuimos a visitarnos, nos enteramos de que estaba cerrado (luego supe que no ha estado abierto en 3 años).
Nota: hay un mercado todos los días. Pero los miércoles y sábados son oficialmente “Día de Mercado” y hay mucha actividad.
De hecho, la actividad principal de los visitantes de Tepoztlán es subir a la pirámide azteca que domina la ciudad.
Pero realmente, lo que hace especial a la ciudad es la naturaleza que la rodea y los lugareños. Tepoztlán ha atraído a muchas personas realmente alternativas de todo el mundo, personas que han venido aquí por la naturaleza y el estilo de vida pacífico.
Un ejemplo fue nuestro anfitrión de Airbnb, Daniel (haga clic en ese enlace para ver dónde nos alojamos). Originario de Argentina, ha estado en todas partes antes de decidir establecerse en Tepoztlán. Tiene una propiedad ecológica grande y hermosa repleta de vida vegetal. Nuestra “casa” está llena de arte y libros con increíbles vistas de los cerros. Nos quedamos 3 días y nos enamoramos del lugar y de la perrita de Daniel, Piccola. Cada mañana ella vendría, moviendo la cola y saludándonos. Nos sentimos como si tuviéramos nuestra propia casa con nuestro propio perro. Fue maravilloso (tengo un video al final de este post).
Un día, Daniel nos llevó a un mercado orgánico en las afueras de la ciudad. Los vendedores eran un grupo ecléctico, una mezcla de mexicanos y extranjeros. Todos eran “hippies” (las propias palabras de Daniel) que cultivan sus propios productos y cocinan cosas diferentes. Todos los viernes se reúnen en un lote afuera de un albergue ecológico y comen, beben y cantan canciones hippies. Conocimos a mucha gente interesante que de alguna manera había terminado en Tepoztlán. Más sobre el mercado orgánico aquí.
El hijo de Daniel, Wayan, fue muy interesante. Había estudiado en Nueva York y trabajaba como consultor en Londres. Cuando tenía poco más de 20 años había venido a visitar a su padre al comienzo de Covid y había decidido quedarse. Continúa su trabajo en Londres en línea mientras construye una nueva casa propia en la propiedad. Ha decidido hacer su vida en Tepoztlán. Él es el que me llevó en esa caminata hasta la pirámide azteca.
En resumen, Tepoztlán es un lugar de gente interesante y ecléctica que hizo todo lo posible para que nos sintiéramos incluidos. Eso, junto con la increíble belleza natural y la tranquilidad, hizo que nos enamoráramos del pueblo.
Información práctica
Cómo llegar: Tepoztlán está a 1 hora y 15 minutos de “Taxqueña”, la Terminal del Sur de México. El autobús te deja en una pequeña terminal a las afueras de la ciudad. Es un hermoso viaje en taxi de 10 minutos desde allí hasta el centro.
Alojamiento: Nos encantó el Airbnb de Daniel. Aquí hay un video corto con la casa y Piccola
Hotel: si buscas algo un poco más elegante, Posada del Tepozteco recibe excelentes críticas.
Puede que Tepoztlán no sea la escapada ideal para todos, pero lo fue para nosotros. Nos encantaba Tepoztlán y mi mamá incluso consideró la idea de mudarse aquí (antes de finalmente concluir que podría ser demasiado pequeño y que necesitaría un auto, algo que no quiere).
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